19/12/17

2017

Jake Xerxes Fussell - What In The Natural World. El pasado es cíclico. El repertorio de Jake Xerxes Fussell, prestado, sin canciones originales, escarba en las maletas olvidadas de la tradición blues y folk del continente norteamericano. Sin embargo su voz, siempre jubilosa y llena de swing, suena actual y sincera. No importa que sea un clásico de de Duke Ellington (Jump for Joy) o un relato de desahucios y pobreza (Furniture Man), Fussell consigue hacer de una interpretación aparentemente sencilla una canción memorable. Disco sin fecha de caducidad. 


Lee Bains III & The Glory Fires - Youth Detention. En el año del black live mattters, el feminismo más combativo y Donald Trump, un grupo de guitarras, masculino, blanco y sureño ha afilado como nadie la realidad social actual. Aquí hay himnos de suburbios americanos, juventud a borbotones y letras para mandar a la Casa Blanca. En lo musical, Lee Bains y los suyos alternan entre el clasicismo de Drive-By Truckers y la rabia de Hüsker Du. Nada nuevo, vale. Pero ahí está la meollo: el rock sigue teniendo voz y conciencia en pleno siglo XXI. Por si alguno lo dudaba.     


The Parson Red Heads - Blurred Harmony. El recopilatorio Orb Weaver y su gira con Doug Paisley de hace un par de temporadas ya nos hicieron apuntar su nombre en la libreta de grupos a seguir. Ahora Blurred Harmony nos confirma que estamos ante una banda sobresaliente, impecable en su tratamiento de las armonías vocales, capaces de saltar del folk preciosista al power-pop más resultón. Entre la pegada de Time After Time y la finura de Sunday Song se esconde un disco que roza la perfección, especialmente en los compases finales. Los reyes de la melodía.


Michael Chapman - 50. De entre todos los del pelotón de virtuosos de la acústica de los años 70, Michael Chapman siempre pareció estar en el grupo de cola. Sin una historia manchada de tragedia, su trayectoria se ha extendido sin grandes sobresaltos, viajando con su instrumento hasta cumplir el medio siglo en la carretera. 50 sirve celebra semejante hazaña, pero también demuestra la influencia del británico en generaciones venideras (produce Steve Gunn) y saca brillo a un repertorio que sigue dando frutos notables. El fuego del folk permanece encendido.


Courtney Marie Andrews - Honest Life. Meciéndose entre Emmylou Harris y Joni Mitchell, Courtney Marie Andrews traza con su cuarto trabajo un relato certero de ese momento en el que la juventud da paso a la madurez. Un repertorio en primera persona, escrito en la carretera, nacido de una soledad que convierte la amistad y el aprendizaje en lo único a lo que agarrarse. Canciones como Table For One, 15 Highway Lines o Rookie Dreaming resultan sencillas en su planteamiento, pero consiguen sonar sinceras. Disco songwriter de la temporada.


The National - Sleep Well Beast. Seamos sinceros. Nadie daba un duro por una nueva obra maestra de los neoyorquinos. El quinteto de Brooklyn, responsables de uno de los mejores cancioneros del indie de los últimos tres lustros, había alcanzado una plácida comodidad que amenazaba con convertirlos en una pieza de museo. Por suerte los norteamericanos han encontrado una nueva senda que explotar. Sleep Well Beast mantiene el aspecto elegante y sobrio de anteriores entregas, pero le añade una pátina de electrónica que lo hace irresistible.


Ray Davies - Americana. Dice el dicho que un escritor de canciones debe escribir sobre lo que sabe. Sin embargo, si así fuera, la música popular nunca habría avanzado. El verdadero motor de un escritor son sus sueños y anhelos. Y en el caso de Ray Davies siempre estuvieron claros: conquistar América. En Americana (traducción musical de sus memorias) el líder de los Kinks se acompaña de los Jayhawks para trazar una biografía sonora en el que caben el rock&roll, el country, el folk y el swing. Canciones cargadas de nostalgia para un autor que firma su gran disco de madurez.


The Soul Jacket - III. Los gallegos no parecen tener techo. Si en su anterior trabajo se escoraban hacia territorios más cercanos al funk y al soul, en esta tercera entrega tomaban prestadas las enseñanzas de The Band para firmar su colección más polvorienta y folk. También se asoma al reflejo del tercer disco de Led Zeppelin para clavar canciones como GBTW o Arrows, que hunden sus raíces en el blues y el hard-rock. El cómputo global arroja el mejor cartucho de la banda hasta la fecha, consiguiendo aunar todos los palos de su baraja sin dejar de mostrar nuevas cartas. 


Morgan Haner - Transmitter Blues. Puede que sea esa portada en blanco y negro, sacada de un viejo álbum de fotos del oeste americano. Puede que sea esa manera de cantar que recuerda a los mejores momentos de The Band. Pero el disco de Morgan Haner gustó en esta casa desde el primer momento. Su autor no esconde su fórmula: country-rock que tan pronto alterna momentos de intensidad guitarrera como se mece al ritmo de las enseñanzas de Gram Parsons. Canciones como One Mistake At A Time, Fifty Thousands Watts o Paying For My Days hablan por sí solas.


Peter Perrett - How The West Was Won. Hay que aplaudir lo que ha hecho Peter Perrett en este How The West Was Won. No es sólo ese estilo cercano al Lou Reed arrugado, cuando no al Johnny Thunders más glorioso. Son esas letras cargadas de ironía, que tan pronto pasan revista de la actualidad impresa como se ríen de la propia madurez del autor. El que fuera líder de The Only Ones protagoniza la resurrección de la temporada con un disco corajudo, que sigue haciéndonos creer en el lado canalla y romántico del rock&roll. Take a walk on the wild side.


Josh Ritter - Gathering. Los que llevamos años siguiendo la trayectoria del norteamericano sabemos de su afición a dar bandazos estilísticos. Sin ir más lejos, su anterior entrega le orillaba hacia territorios más propios del indie y el pop, alejándose de la crudeza folk de The Beast In Its Tracks. Gathering recupera al Josh Ritter más dulce y sosegado, aunque sin perder pegada. Showboat acaricia con sus arreglos soul, When I Will Be Changed (junto a Bob Weir) roza la perfección y Oh Lord, con su ritmo gospel, se convierte en la canción más jubilosa del lote.


The Feelies - In Between. Con seis discos en una dilatada carrera que se extiende durante cuatro décadas, The Feelies han conseguido convertirse en una de las bandas más únicas del espectro independiente. Una de esas formaciones llamadas de culto que nunca ha escondido su querencia por las armonías pop y las guitarras jingle jangle. En In Between mantienen la fórmula, aunque a ratos echan mano de los pedales de distorsión para salirse del guión. Eso sí, siempre mantienen sus señas de identidad, colocándoles en paralelo a los últimos discos de Yo La Tengo.


Daniel Romano - Modern Pressure. El camaleón de la música norteamericana actual ha vuelto a hacerlo. En apenas cinco años el canadiense ha pasado de querer convertirse en alumno aventajado de Gram Parsons a coquetear con el Dylan de la Rolling Thunder Revue y terminar adoptando las maneras pop de Lee Hazleewood. En Modern Pressure sigue habiendo mucho de ese Dylan de los setenta, aunque en directo la cosa toma tintes de punk ramoniano y desbarre a lo The Who. De paso se permite el lujo de firmar su canción más redonda hasta la fecha: Roya


The War On Drugs - A Deeper Understanding. Vale, Adam Granduciel y los suyos no esconden sus referentes. Su pastiche de sonidos ochenteros, recogiendo del Springsteen sobreproducido y de los Waterboys más bombásticos, no inventa nada. Ni falta que le hace. Su visión romántica y plastificada del rock sigue valiéndonos. Si Lost in The Dream sobresalía por su finura y delicadeza, A Deeper Understanding endurece las bases para dar un paso más hacia la comercialidad. El resultado, a pesar de todo, mantiene el nivel sobresaliente.   


The Dream Syndicate - How Did I Find Myself Here?. Han tenido que pasar casi tres décadas para que Steve Wynn y compañía volvieran a grabar material nuevo bajo el paraguas del 'sindicato del sueño'. Un lapso que parece esfumarse cuando uno escucha los primeros compases de Filter Me Through You. En How Did I... la banda angelina mantiene el espíritu original de la formación -guitarras distorsionadas, ambientes underground- dotándole de una dosis extra de pegada. Acérquense a uno de sus (escasos) conciertos y hagan la prueba.


Jen Cloher - Jen Cloher. Resulta imposible hablar de este disco sin mencionar el nombre de Courtney Barnett. No es sólo que Cloher y Barnett sean pareja y capitaneen juntas Milk! Records. La propia autora parece servirse del éxito de su compañera para reflexionar sobre la música actual y la escena independiente ("Most critics are pussies who want to look cool / Those who can, they do / Those who can't, review"). Una mirada personal que comparte el tono irónico de Barnett, aunque insuflándole una dosis extra de rabia en canciones como Kinda Biblical o I Forgot Myself.


Salto - Far From The Echoes. El debut del madrileño Germán Salto era redondo y perfecto. Diez canciones de envoltorio pop que lo descubrían como uno de los mejores orfebres de la canción nacional. La continuación, por suerte, no defrauda. Si el primero era simple en sus maneras (aunque no en el fondo), este segundo trabajo deja fluir sin cortapisas todas las ideas de su autor (para muestra, la portada). En Far From Echoes hay psicodelia y pop a la Magical Mystery Tour, folk campestre y, por encima de todo, un escritor de canciones sin miedo a jugársela. 


Robyn Hitchcock - Robyn Hitchcock. Acostumbrados a la versión más folky y cantautoril del británico, este nuevo trabajo de Robyn Hitchcock sorprende por sus maneras rockeras y su cubierta pop. La ironía y el surrealismo de las letras permanece, pero el inglés parece cambiar la acústica por los riffs eléctricos y la contundencia de una banda en directo. El resultado gustará a los seguidores de los Soft Boys (primera formación de Hitchcock, allá por finales de los setenta), aunque tampoco defraudará a los que ven en el británico el cruce perfecto entre Dylan y Syd Barrett.  


Sarah Shook & The Disarmers - Sidelong. Editado originalmente en 2015, ha tenido que ser la gente de Bloodshot Records (cuánto le debemos al sello de Chicago) la que recupere para el público mayoritario a esta forajida de mirada amenazadora. Acompañada de una banda furiosa y compacta, Sarah Shook recuerda a la Lydia Loveless de los últimos discos (escuchen la canción titular o la que Shook dedica a Dwight Yoakam) o incluso al Neil Young más rabioso y country (Fucked Up). Doce canciones que nos recuerdan que el country también puede morder.


Chip Taylor - A Song I Can Live With. Cada canción de Chip Taylor es una pequeña carta que se desenrolla al ritmo de los recuerdos de su autor. Cada letra, cuidada, personal, conecta con un momento de su vida. El día en el que Bowie murió, una película que vio hace tres décadas, un paseo por Nueva York. Así, A Song I Can Live With se destapa como una suerte de autobiografía musical (al igual que lo era My Favourite Picture of You del recientemente fallecido Guy Clark), un relato personal de un songwriter que ha vivido para contarlo. El sentimiento al desnudo.


Nev Cottee - Broken Flowers. Produce Carwyn Ellis. Y eso ya es garantía de calidad. Sin embargo frente a la sencillez del último trabajo de Ellis bajo el paraguas de Colorama, Cottee parece escoger el camino opuesto. Dotado de una voz que recuerda a Leonard Cohen, cuando no al Nick Cave más sosegado, el británico se deja mecer por los arreglos de cuerda y las notas de piano para firmar pequeñas sinfonías pop. Un sonido de hechuras progresivas que no le impide morder a base de latigazos eléctricos (Be On Your Way) o tejer melodías de terciopelo (City Lights).


Chris Forsyth & The Solar Motel Band - Dreaming In The Non-Dream. En apenas tres discos Chris Forsyth y los suyos han logrado tocar todos los palos de la vanguardia instrumental. Desde el free-jazz a la electricidad underground pasando por la psicodelia pinkfloydiana y el espíritu iconoclasta de Television. En Dreaming In The Non-Dream el neoyorquino reduce su sonido a la mínima expresión aunque sigue cabalgando sobre bases funk y rock. De paso se permite el lujo de emular a Morricone (History & Science Fiction) y a Bert Jansch (Two Minutes Love).


Michael Head & The Red Elastic Band - Adios Señor Pussycat. Es algo tremendamente gratificante encontrarse con un nuevo disco de Michael Head. No se trata sólo de esa biografía llena de tumbos, ideas y venidas con final feliz. Es esa sensación hogareña que siempre dejan sus canciones. Trazos folk con fachada pop (Overjoyed), baladas que podrían llevar la firma de Bill Fay (Winter Turns to Spring) y cantos jubilosos a la vida (Adios amigo) jalonan esta nueva pieza en una discografía corta (escuchen a The Pale Fountains y Shack), pero siempre satisfactoria. 


Chris Hillman - Bidin' My Time. Era necesario un disco como este. Nombre legendario del country-rock, Chris Hillman siempre cumplió papeles secundarios en los proyectos en los que participó (The Byrds, Flying Burrito Brothers, Manassas...). En Bidin' My Time son sus viejos compañeros de andanzas los que le devuelven el favor ayudándole a redondear un repertorio lleno de clásicos como Here She Comes Again o Bells of Rhymney. Pone la guinda una interpretación del Wildflowers en el que participa el propio Tom Petty en su última aparición en un estudio de grabación.  

Walnut - Candolia. Música antigua interpretada por un grupo de chavales. Disco de apariencia menor que terminará convirtiéndose en un clásico de dimensiones incalculables. Las ocho canciones del debut de Walnut recuerdan -sin duda- al espíritu de Woodstock y The Band, pero también a los Lynyrd Skynyrd más melosos o al Bobby Charles de las altas montañas. Música pura y sencilla, directa al corazón, recogida en la primera toma, cantada al olor de la chimenea. "I want to live in this pink house, and like many years ago sing aroung the old piano..."

4 comentarios:

  1. Pues vamos a coincidir en unos cuantos. Tengo que volver al disco de Jake Xerses Fussel, que no me entró a la primera y lo dejé demasiado pronto.
    Salud.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo es que eso tipo de discos de blues-folk acústico me pierden. Y Jake Xerxes Fussell es un fuera de serie en esa categoría.

      Eliminar
  2. Una lista muy interesante. Busco los dos que no tenía controlados y que inclutes: Nev Cottee y Chris Forsyth.

    Gracias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El de Nev Cottee ha tenido cierta repercusión en medios ingleses (aunque no creo que haya llegado mucho a España). De Chris Forsyth, este último es una maravilla, pero el anterior es incluso mejor. Y en directo el tipo es un pasada. Un cruce entre los primeros Pink Floyd y los mejor Television.

      Eliminar